En octubre, la vida me regaló la oportunidad de hacer un Big Month, un mes completo
observando aves en diversos lugares de México. Sin embargo, no todo fue pajareo. También pude experimentar mi práctica de observación de aves desde una perspectiva única: mi ciclo menstrual.
En una localidad cerca de Xalapa, durante un tour con Birdnomad y Nitin Chitale, decidí hablar abiertamente sobre este tema. Enfrentar el pajareo extremo durante mis días no fue fácil; estaba en el segundo día de mi periodo, que suele ser el más intenso en cuanto a cólicos y dolores menstruales.
Como mujer observadora de aves, creo que la menstruación puede imponer ciertas limitaciones, aunque en mi caso me considero afortunada, ya que mi ciclo es relativamente amable en comparación con mujeres que enfrentan condiciones como el síndrome de ovario poliquístico (SOP) o desequilibrios hormonales más severos.
Esto me llevó a reflexionar sobre cómo, en general, existe una brecha de conocimiento en la biología de mujeres y hombres. El ciclo menstrual todavía no se toma con la seriedad que merece, y muchas hemos trabajado, viajado o vivido con cólicos, dolores de espalda, inflamación, migrañas y otros malestares sin detenernos. En el pajareo, la situación no es diferente. No puedes simplemente dejar de pajarear.
Participar en actividades de resistencia, como un Big Month, implica no dejar que los procesos hormonales se conviertan en limitantes, pero también nos enfrenta al reto de no perpetuar clichés que invaliden nuestros malestares, como el clásico "estar en nuestros días".
A través de la menstruación también se evidencian privilegios. Por ejemplo, las mujeres que vivimos en zonas urbanas solemos tener mayor acceso a servicios básicos como agua, productos menstruales e información sobre salud. Sin embargo, aún falta mucho por hacer para que hablar sobre el ciclo menstrual deje de ser un tabú, especialmente en espacios como el de la observación de aves.
En el mundo del pajareo, aún no existen suficientes espacios donde se hable abiertamente sobre estas experiencias. Es necesario generar conversaciones empáticas que visibilicen la menstruación como una parte integral de la vida de muchas mujeres pajareras y, más importante, crear condiciones que nos permitan vivir estas experiencias de manera plena.
En mi caso, me siento muy afortunada por contar con un equipo pajarero que me respalda. Tener una red de apoyo donde pueda compartir cómo me siento y recibir cuidado, comprensión y respeto hacia mi ciclo biológico ha sido fundamental.
Creo firmemente que una mujer dedicada a liderar grupos de observación de aves puede ser un catalizador para abrir estas conversaciones, siempre que el contexto lo permita. Es necesario crear espacios donde más mujeres puedan compartir sus vivencias, visibilizar la menstruación y construir un panorama inclusivo. Recordemos que cada mujer vive su ciclo de manera diferente, dependiendo de su contexto e interseccionalidad.
Animémonos a intercambiar ideas, visibilizar nuestras experiencias y crear un mundo más empático y accesible para todas nosotras.
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